“El fútbol a los futbolistas” fue la máxima que eligió Michel Platini para cerrar el discurso el día de su presentación como presidente de la UEFA. La expresión, que pudo haber sonado a frase hecha, tiene una profunda significación para los futbolistas galos que reconocen el espíritu de lucha que motivó a sus antiguos colegas a defender sus derechos durante el Mayo del 68. En aquella oportunidad los jugadores, al igual que los estudiantes en La Sorbona y los trabajadores en Renault y Citroën, coparon la sede de la Federación Francesa de Fútbol en pos de exigir mejores condiciones de trabajo e independencia de los clubes.
La protesta, que en principio sólo
perteneció a los estudiantes de izquierda que no promulgaban con el
conservadurismo de Charles de Gaulle, pronto se extendió a las clases
trabajadoras provocando barricadas, revueltas y la mayor huelga general en la
historia de Francia. En medio del conflicto, el fútbol tuvo su primer
acercamiento con el Mayo francés a través de un grupo de periodistas deportivos
vinculados a la revista Miroir du Football, y también al Partido Comunista, que
habían sido futbolistas y que intentaban aprovechar la asonada para mostrar su
descontento con los dirigentes franceses.
Detrás del pronunciamiento de los
periodistas deportivos se escondían los deseos del grueso de los futbolistas
franceses, que eran sometidos desde el momento que firmaban un contrato
profesional con los clubes. Las antiguas reglas del fútbol galo obligaban a los
jugadores a estar ligados a sus respectivos equipos hasta los treinta y cinco
años sin garantizarle condiciones mínimas de trabajo y con salarios
extremadamente bajos. Así fue que impulsados por la búsqueda de justicia y sin
meditarlo demasiado, un centenar de futbolistas tomó la mañana del 22 de mayo
de 1968 el edificio de la Federación Francesa de Fútbol, ubicado en uno de los
barrios más seguros y exclusivos de París.
Si bien la ocupación fue
pacífica, el secretario general Pierre Delaunay y el profesor de entrenadores
George Boulogne fueron encerrados en una habitación, alejados del resto de los
trabajadores. En simultáneo las banderas comunistas adornaron la fachada del
edificio junto a dos pancartas que inmortalizaron el movimiento: “Le football
aux footballeurs” (El fútbol a los futbolistas) y “La Fédération, propiété des
600.000 footballeurs” (La federación, propiedad de 600.000 futbolistas).
La toma del edificio se extendió
por cuatro largos días en los que los protagonistas formaron el Comité de
Acción de los Futbolistas con el fin de negociar con los dirigentes y acaparar
la atención del sindicato. El núcleo principal estaba compuesto por los
redactores de Miroir du Football Francis Le Goulven, Maurice Ragonneau, Jean
Norval y François Thébaud y por los futbolistas profesionales André Mérelle y
Michel Oriot, ambos de Red Star FC de París. Al mismo tiempo, contaron con el
apoyo público de Raymond Kopa y Just Fontaine, que presionaron a las
autoridades para que negocien con los jugadores, a quienes consideraron
esclavos de la Federación.
Las personas ajenas al movimiento
fueron informadas de los reclamos a través de un manifiesto que fue repartido
por las calles de la capital francesa y que exigía, entre otras cosas, limitar
la temporada a ocho meses, mejorar las instalaciones de los estadios, denunciar
el maltrato del seleccionador francés Louis Dugauquez (consideraba a los
jugadores obreros al servicio de una empresa) y principalmente dejar sin efecto
la “licencia B”, un decreto que prohibía a los jugadores que abandonaban un
club jugar en el primer equipo de otro.
Tal como sucedió con el Mayo del
68 en sí como hijo de la Primavera de Praga, el levantamiento de los
futbolistas finalmente no alcanzó los objetivos propuestos. Si bien fue anulada
la “licencia B” y Antoine Chiarisoli, presidente de la Federación Francesa de
Fútbol, fue depuesto, el sindicato se terminó poniendo del lado de los
presidentes de los clubes y la revuelta se diluyó. No obstante a ello la
reforma de la política contractual del fútbol francés sentó un precedente que
continúa vigente. El Mayo de los futbolistas fue a Francia lo que el Caso
Bosman a Europa.
Eso fue bonito...pero hoy en dia y al menos en Europa, los futbolistas de primera división son todos millonarios en euros...todos...todos...No creo que nadie hoy en dia acompañe a una huelga programada por los entes industriales y en donde los anarquistas (que no los comunistas que se apuntaron después al carro y lease Levi, Straus y Sartre) fueran los comandantes de un paro total. Hoy los millonarios de la pelota no moverían un dedo por la clase trabajadora.
ResponderEliminarBuena clase de historia Matías ;)
ResponderEliminarUn saludo.
Si bien El Mayo Francés como el caso Bosman fueron sucesos de similares características, a pesar de pertenecer a diferentes décadas (60 y 90)creo que hoy en pleno rodaje de siglo XXI las condiciones contractuales de los futbolistas son más exquicitas, sumados a los ingresos de los distintos spónsors y otros contratos comerciales,desestima una convulsión social de esa naturaleza. Sin embargo, ellos fueron acontecimientos necesarios para marcar la impronta del Fútbol actual. Abrazo Futbolero
ResponderEliminarSin duda sentó un precedente, en la actualidad el jugador de fútbol tiene creo yo una máxima libertad, muchas veces son los clubes los que están desprotegidos en ciertas ocasiones.
ResponderEliminarUn saludo
Un poco de historia nunca viene mal :)
ResponderEliminarsaludos
Excelente recuerdo...los franceses siempre pioneros en materia de revolución y lucha por los derechos.Lo llevan en la sangre!
ResponderEliminar“El fútbol a los futbolistas” buena frase de Michell Platini pero creo que le copió o plagió la idea a Jesus quien dijo que "l Cesar lo que es del Cesar" en mi parecer es muy similar, tu que te parece?
ResponderEliminarAppreciation to my father who informed me on the topic of this blog,
ResponderEliminarthis weblog is actually awesome.
my page best buy beats headphones