domingo, 29 de julio de 2012

Chernóbil


La primera, en mi colección de camisetas de fútbol, no fue una de Belgrano. Tampoco de la selección argentina. Era del Milan y, por encima del número siete estampado, diez letras formaban un apellido arqueado que, a simple vista, parecía impronunciable. ‘Shevchenko’ decía.
No me acuerdo en cuál de todos mis cumpleaños fue que les exigí a mis viejos su camiseta como regalo, pero tendría diez u once años y el ucraniano me deslumbraba más que cualquier otro futbolista. Más que cualquier argentino, e incluso más que el ‘Negro’ Adrián Avalos, un recio volante central del Pirata  -y pieza clave en mis equipos de PC Fútbol 7-  que bajé del pedestal cuando firmó con Talleres en el verano de 2002.
Shevchenko era, en ese entonces, el martillo de un Milan que generaba simpatía a través del juego de los Pirlo, Rui Costa, Kaká y Seedorf pero que también explotaba a personajes pintorescos como Pancaro o Gattuso. Ese equipo fue la excusa perfecta que encontré para acercarme al fútbol europeo y elegir representante en el Calcio.
El delantero, que siendo apenas un niño debió escaparse corriendo de su Dvirkivshchyna natal cuando un experimento fallido provocó el desastre de Chernóbil, se destacó en el sorprendente Dinamo Kiev de finales de los noventa. Silvio Berlusconi, que se maravilló con él, se lo llevó a Milano cuando ya todos distinguían en ‘Sheva’ a un goleador rápido, potente y certero que hacía de la simpleza un arte. Su practicidad no tardó en conmover a todos. Se dio el lujo de despedir con un doblete a Roberto Baggio el día de su retiro e incluso en 2004 ganó el Balón de Oro. Clasificó a Ucrania al Mundial de Alemania y su selección cumplió una dignísima actuación. Sin embargo su estrella se apagó demasiado rápido y ni siquiera la millonada que puso Chelsea para rescatarlo fue suficiente.
Su paso por la Premier League fue decepcionante y a las dos temporadas estaba de regreso en Italia. Shevchenko y su Milan buscaban revivir viejas glorias pero ya nada era igual. La vuelta del hijo pródigo a Kiev era sólo cuestión de tiempo y acabó por confirmarse en julio de 2009. Allí cerraría el círculo de una carrera que, a pesar de los altibajos, lo convirtió en el mejor futbolista ucraniano de la historia. Su doblete frente a Suecia en el debut de la última Eurocopa que su país organizó junto a Polonia no alcanzó para torcer su promesa. “Dejo el fútbol para dedicarme a la política de mi país”, dijo ayer. Para los amantes del mejor deporte del mundo el transcurso del tiempo se resume en el retiro de aquellos jugadores que vieron brillar. A mí se me pasaron diez años en once palabras. 

6 comentarios:

  1. Que grande Shevchenko, y que jugador de fútbol... Su vuelta a Milán no era la esperada, y lo mejor que pudo hacer fue volver a su Ucranía natal, dónde allí siempre se le recordará como merece. Un grande del fútbol, sin ninguna duda.

    Prometía muchísimo, pero su estrella se apagó demasiado rápido para la tristeza de todos los que amamos el fútbol.

    Grande 'Sheva'

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  2. Marcó una época Sheva, tremendo goleador , una pena su alejamiento de las canchas. siempre fue protagonista.
    Saludos

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  3. Recuerdo un partido contra el Barça en Champions creo , donde hizo un roto a los cules junto a su compñaero de ataque Rebrov en aquel Dinamo de mediados de los 90 , casi a finales , puede ser ?

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    Respuestas
    1. Fue en una fase de grupos de la Champions League de la temporada 1997/1998. Barcelona perdió 4 a 0 en el Camp Nou contra Dinamo de Kiev. Ese día Shevchenko metió un triplete y el restante fue de Rebrov, su compañero de ataque y otro de los grandes jugadores ucranianos de su generación. Como local, Dinamo ya había ganado 3 a 0 a los catalanes, que finalizaron últimos en el Grupo C.

      En la Champions League de la temporada 1998/1999 Dinamo Kiev se volvió a cargar a un español, en esa oportunidad fue Real Madrid -vigente campeón- en cuartos de final.

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  4. Shevchenko fue un gran jugador que tuvo su máximo esplendor en el fútbol italiano y también dejó sus pinceladas en su querido Dinamo Kiev y en su Selección. Como todos los grandes, ha dejado su huella y hoy puede retirarse con la satisfacción de haber dejado todo dentro del campo de juego, en honor al buen fútbol. Abrazo Futbolero

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