El 11 de mayo de 1985 debía ser uno de los días más gloriosos en la historia del Bradford City, un equipo de la tercera división de Inglaterra que en aquella oportunidad había logrado el ascenso a la Second Division y aguardaba el partido frente al Lincoln City para celebrar la conquista ante su gente en Valley Parade.
Como era de esperarse, esa tarde el estadio estaba lleno a rebosar y el capitán del Bradford, Peter Jackson, saltó al terreno de juego con el trofeo de campeón que sus aficionados miraban incrédulos. No era para menos, los Bantams cortaban así con cincuenta y seis años de sequía.
Luego del inicio, el partido transcurría en la normalidad de un empate a cero aburrido, típico de un encuentro de cierre de temporada, pero cuando el primer tiempo estaba a punto de concluir, comenzó a vislumbrarse el primer resplandor de fuego. Aparentemente una colilla de cigarrillo encendida había sido arrojada por un espectador y había caído entre la basura situada debajo de las gradas que al inflamarse tomó la madera de los asientos provocando un efecto devastador.
El fuego empezó a ganar terreno y los espectadores sentían el calor cada vez más cerca, buscaron un extintor pero les fue imposible localizar uno, pues en esos tiempos el fútbol inglés estaba en el auge de su violencia y éstos habían sido retirados para evitar complicaciones durante los partidos. Las puertas de salida también habían sido clausuradas con el fin de que los aficionados no entren sin pagar, los bomberos y la policía intentaban evacuar la mayor cantidad de gente posible y lo que parecía controlado se convirtió en un incendio asfixiante que hacía arder las butacas y el techo de la tribuna, mientras tanto Don Shaw, el árbitro de la contienda, fue advertido por uno de sus líneas y así suspendió el partido tres minutos antes del entretiempo. Allí se vio una de las imágenes más crudas dentro de un estadio de fútbol cuando los seguidores saltaron al terreno de juego buscando salvar sus vidas.
Como consecuencia de la tragedia, cincuenta y seis personas murieron, cincuenta y cuatro aficionados del Bradford City y los dos restantes del Lincoln City, además otros doscientos sesenta y cinco resultaron heridos, aunque corrieron mejor suerte.
Si bien la tragedia marcó un antes y un después en el fútbol inglés y la legislación de las islas concluyó en la prohibición de las gradas de madera en los estadios, no se tomaron medidas severas hasta cuatro años después, cuando el 15 de abril de 1989 noventa y seis personas murieron aplastadas a causa de una avalancha en un partido por las semifinales de la FA Cup entre el Liverpool FC y el Nottingham Forest, en un hecho que fue conocido como la Tragedia de Hillsborough por haber sido perpetuado en el recinto del Sheffield Wednesday que lleva ese mismo nombre.
Como homenaje a las víctimas, en junio de 1985 se recreó la final del Mundial de 1966 en Ellan Road, uno de los tantos estadios donde el Bradford City hizo de local luego de la tragedia y mientras Valley Parade se reconstruía. Además se formó una banda con los mejores músicos ingleses de la época llamaba The Crowd, que realizó una particular versión del tema “You’ll never walk alone” con el objetivo de juntar fondos para subsanar los daños materiales.
Seguramente aquel ascenso del Bradford finalmente se convirtió en inolvidable, pero por el hecho menos deseado. Los sobrevivientes que se encontraban en el estadio el día de la tragedia podrán contar como pasaron del cielo al infierno en apenas unos pocos minutos y aquellos que desgraciadamente perecieron en el desastre, serán recordados para siempre como las víctimas del ascenso que se convirtió en pesadilla. Como los mártires del ascenso más triste de la historia del fútbol.
Como era de esperarse, esa tarde el estadio estaba lleno a rebosar y el capitán del Bradford, Peter Jackson, saltó al terreno de juego con el trofeo de campeón que sus aficionados miraban incrédulos. No era para menos, los Bantams cortaban así con cincuenta y seis años de sequía.
Luego del inicio, el partido transcurría en la normalidad de un empate a cero aburrido, típico de un encuentro de cierre de temporada, pero cuando el primer tiempo estaba a punto de concluir, comenzó a vislumbrarse el primer resplandor de fuego. Aparentemente una colilla de cigarrillo encendida había sido arrojada por un espectador y había caído entre la basura situada debajo de las gradas que al inflamarse tomó la madera de los asientos provocando un efecto devastador.
El fuego empezó a ganar terreno y los espectadores sentían el calor cada vez más cerca, buscaron un extintor pero les fue imposible localizar uno, pues en esos tiempos el fútbol inglés estaba en el auge de su violencia y éstos habían sido retirados para evitar complicaciones durante los partidos. Las puertas de salida también habían sido clausuradas con el fin de que los aficionados no entren sin pagar, los bomberos y la policía intentaban evacuar la mayor cantidad de gente posible y lo que parecía controlado se convirtió en un incendio asfixiante que hacía arder las butacas y el techo de la tribuna, mientras tanto Don Shaw, el árbitro de la contienda, fue advertido por uno de sus líneas y así suspendió el partido tres minutos antes del entretiempo. Allí se vio una de las imágenes más crudas dentro de un estadio de fútbol cuando los seguidores saltaron al terreno de juego buscando salvar sus vidas.
Como consecuencia de la tragedia, cincuenta y seis personas murieron, cincuenta y cuatro aficionados del Bradford City y los dos restantes del Lincoln City, además otros doscientos sesenta y cinco resultaron heridos, aunque corrieron mejor suerte.
Si bien la tragedia marcó un antes y un después en el fútbol inglés y la legislación de las islas concluyó en la prohibición de las gradas de madera en los estadios, no se tomaron medidas severas hasta cuatro años después, cuando el 15 de abril de 1989 noventa y seis personas murieron aplastadas a causa de una avalancha en un partido por las semifinales de la FA Cup entre el Liverpool FC y el Nottingham Forest, en un hecho que fue conocido como la Tragedia de Hillsborough por haber sido perpetuado en el recinto del Sheffield Wednesday que lleva ese mismo nombre.
Como homenaje a las víctimas, en junio de 1985 se recreó la final del Mundial de 1966 en Ellan Road, uno de los tantos estadios donde el Bradford City hizo de local luego de la tragedia y mientras Valley Parade se reconstruía. Además se formó una banda con los mejores músicos ingleses de la época llamaba The Crowd, que realizó una particular versión del tema “You’ll never walk alone” con el objetivo de juntar fondos para subsanar los daños materiales.
Seguramente aquel ascenso del Bradford finalmente se convirtió en inolvidable, pero por el hecho menos deseado. Los sobrevivientes que se encontraban en el estadio el día de la tragedia podrán contar como pasaron del cielo al infierno en apenas unos pocos minutos y aquellos que desgraciadamente perecieron en el desastre, serán recordados para siempre como las víctimas del ascenso que se convirtió en pesadilla. Como los mártires del ascenso más triste de la historia del fútbol.
Este tipo de tragedias han azotado mucho al futbol inglés. Desconocia que fuese en plena celebracion de campeon, día muy agridulce en vez de ser lo que tenia que haber sido, una autentica fiesta para la hinchada local.
ResponderEliminarA ver..., salvando las distancias y teniendo en cuenta el detalle de "Puertas Clausuradas" y la complicación para el escape de los espectadores, me viene a la memoria "la Tragedia de Puerta 12".., sólo que aquí no hubo incendio y hubo más muertos..!! Pero las consecuencias son similares..!! Un Abrazo Futbolero..!!
ResponderEliminarGracias por hacerme recordar esta historia. Cómo un simple cigarrillo provocó la tragedia.
ResponderEliminarDe Inglaterra hay muchas historias por contar.
Joder Matias nada mas ver la foto me ha recordado muchas cosas , yo lo recuerdo perfectamente , tenia 12 años , y aquello se me quedo grabado , bueno como a todo el mundo , aquello azoto de tal manera al futbol que hubo que esperar varias semanas para que medio nos olvidasemos de esto .... que triste que fue , esperemos que no ocurra jamas aquello
ResponderEliminarJoder, yo tuve que hacer un trabajo sobre eso y no veas que fuerte...
ResponderEliminarSaludos desde La Escuadra de Mago
La verdad que me pongo a pensar en la seguridad de los estadios argentinos, en la policía que custodia, en las malas condiciones que se encuentran algunas canchas y no hago más que darme cuenta que quizás sea solo cuestión de tiempo para que algo así suceda por nuestras tierras. Seré drástico pero hasta que no tomen conciencia los dirigentes, los gobernantes y la misma gente a la hora de exigir, estaremos pendientes de que no ocurra ninguna tragedia. Abrazo!
ResponderEliminarmuy buena la historia, la verdad q desconocia totalmente lo que paso. un abrazo y q casualidad, la cantidad de muertos fueron la cantidad de años de sequía...
ResponderEliminarFué un golpe duro hacia nuestro amado deporte, y que decir para aquellos seguidores que llevaban años esperando una satisfacción por parte de su club. Los fallecimientos son irrecuperables, pero la memoria no debe dejar que este tipo de tragedias caigan en el olvido para lograr un fútbol y un mundo mejor. Para eso post como el tuyo hacen honor a ello. Sensacional Matias, como siempre.
ResponderEliminarY nosotros acá todavia no aprendimos... que joda esta en este país. Sobre esta tragedia postee en 2008, si mal no recuerdo. Que nunca se repita.
ResponderEliminarYo era muy peque pero lo he visto muchas en resumenes .
ResponderEliminarLo de las desgracias en estadio de futbol es un tema que afortunadamente se va erradicando tanto por negligencias de construccion como por vandalismo ,por lo menos en gran parte de Europa es asi o por lo menos en las ligas mas importantes.
Un saludo
creo que lo mas grave es que los no se hayan tomado medidas si no hasta 4 años despues cuando hubo otro saldo de muertos...
ResponderEliminarMuy bueno el recuerdo, Matías. Aunque sea triste.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué lástima , no sabía lo del Bradford , vaya una fiesta de ascenso .
ResponderEliminarUn saludo
Que no se repita nunca mas es lo que deseamos todos. Saludos.
ResponderEliminarHola Matias, fue un desastre, de los episodios más negros del fútbol que no gusta ver pero que suceden.
ResponderEliminarPD: gran titulo en el post anterior.
Saludos desde
agolpedebalon.blogspot.com
Las colillas de los cigarrillos matan tanto como el propio tabaco, miren si han causado desgracias (incendios de bosques, discotecas, estadios...)
ResponderEliminarSaludos.
Una historia muy triste, sin duda.
ResponderEliminarEn el último ascenso del Deportivo (temporada 1990/91) también ardió Riazor en la última jornada en la que nos jugabamos el ascenso, pero nosotros tuvimos más suerte; no murió nadie a pesar de que el estadio estaba a rebosar pero el partido aún no había empezado por lo que se pudo evacuar a la gente al campo sin problemas, además de que el fuego empezó en la parte mas alta del estadio.
Saludos!!
Otra historia que no conocia ni nada, y se ve que lo que está pasando sea malo al futbol de Inglaterra.
ResponderEliminarGran articulo.
Saludos!!