martes, 1 de marzo de 2011

La copa de la vida


Benito Mussolini llevaba casi diez años al frente de la presidencia italiana y para celebrarlo buscaba un acontecimiento que lo perpetuara definitivamente en el poder. Conocedor del fenómeno que había sido el Mundial de Uruguay en 1930, en 1932 logró por unanimidad tras el misterioso retiro de la candidatura por parte de Suecia, que Italia sea designada como la sede de la Copa del Mundo de 1934. Mussolini encabezó un ambicioso proyecto para que su país organice e incluso obtenga el Mundial para promocionar y sentar las bases del fascismo en todo el mundo, una medida que adoptaría Adolf Hitler unos años después con los Juegos Olímpicos de Berlín 1936.
Para fortalecer el fútbol autóctono convirtió en oriundi, como se conocía en esos tiempos a los naturalizados, a los argentinos Atilio Demaría, Enrique Guaita, Raimundo Orsi y Luis Monti y al brasileño Anfilogino Guarisi. Todos se destacaban en los equipos más reconocidos del Calcio y fueron vitales para la Azzurra del legendario Giuseppe Meazza dirigida técnicamente por Vittorio Pozzo.
El Mundial de 1934 fue uno de los más particulares por varios aspectos, tan sólo participaron cuatro selecciones no europeas: Brasil, Estados Unidos, Egipto, que fue el primer combinado africano en participar en la competición y Argentina, quien a pesar de tener profesionalizado el fútbol por las divisiones institucionales presentó un plantel compuesto por futbolistas amateurs. Además Uruguay como protesta al boicot del torneo anterior se convirtió en el primer y único campeón que no defendió el título.
Como se presentaron treinta y dos equipos y sólo debían quedar dieciséis para la fase final, se organizó una ronda preliminar a doble partido donde también debió ganarse un lugar el anfitrión. Grecia no fue un gran escollo y en el partido de ida Italia lo goleó cuatro a cero. Para evitar sorpresas, Mussolini se aseguró la clasificación enviando un suculento maletín que lo helénicos aceptaron a cambio de renunciar al partido de vuelta. Con ese dinero construyeron su sede en Atenas e Italia automáticamente ingresó al Mundial.
Ya dentro del cuadro principal y en vísperas del primer partido frente a Estados Unidos, a la concentración italiana llegó un simpático sobre teledirigido desde el Palacio Chigi. “Victoria o muerte” decía la carta firmada por el propio Mussolini. De repente y sin quererlo, lo que era una fiesta para el pueblo se convertiría en una sentencia de muerte para un grupo de futbolistas si la Jules Rimet no quedaba en las vitrinas de la Federación Italiana de Fútbol.
El primer paso del salvataje lo dieron frente a los americanos que fueron una presa fácil para Italia que los barrió con un siete a uno contundente gracias a la tripleta de Schiavio, el doblete de Orsi y los restantes de Ferrari y Meazza. En cuartos de final los esperaba la España republicana de Zamora y Lángara y tras una paridad que se prolongó durante el partido y la prórroga, debió jugarse el desempate. En ese entonces no existía la definición por penales, por lo que en caso de que persista la igualdad se jugaba otro partido para obtener un ganador. Italia finalmente se quedó con el bueno y en semifinales se enfrentaría al vencedor del encuentro entre Hungría y Austria, las dos selecciones más fuertes del viejo continente en los años de entreguerras.
Los magiares poco pudieron hacer ante el poderío del Wunderteam que lideraba Matthias Sindelar y Austria fue el rival de Italia en la peligrosa semifinal. Un tempranero gol del italo-argentino Guaita permitió a la Azzurra mantenerse con vida y llegar a la final frente a la sorprendente Checoslovaquia que había dejado en el camino a Rumania, Suiza y Alemania, nada menos.
El viejo Estadio Flaminio acogió una final que además de ser un espectáculo para el público iba a marcar el destino de veintidós futbolistas y un cuerpo técnico. La envalentonada Checoslovaquia de un lado y la Italia localista del otro eran las elegidas para adornar el circo romano. Planicka era el arquero y capitán de los centroeuropeos que conocían la suerte de los italianos si perdían ese partido y prácticamente los pusieron a merced del Duce con el gol de Puc a falta de un cuarto de hora para la finalización del partido.
Italia era una desesperación organizada. Mussolini esperaba ansioso desde la platea. Era la copa o sus cabezas rodando por la Plaza de España hasta que Orsi puso el empate cuando ya no quedaba nada. A partir de ese momento Checoslovaquia se cayó físicamente, el alargue profundizó las ideas de Pozzo y Schiavio marcó el dos a uno final que proclamó campeón del mundo a Italia y le devolvió la vida a él y a todos sus compañeros. La política y la violencia, eternas aliadas durante las décadas más sangrientas, sucumbieron ante el poderío del fútbol que pudo darle un final feliz a una historia que parecía de terror.

13 comentarios:

  1. Interesante historia, la desonocía por completo.

    Gracias de nuevo por ampliar nuestro conocimientos futbolístico y, en este caso, histórico.

    Carlos
    http://futbolyotrasdrogas.blogspot.com

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  2. Interesante lo que decís de Musollini entregando el maletín. Aunque no sorprende.
    Un abrazo.

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  3. Cada día sorprendes más Matías.
    Grandes historias siempre las que cuentas por aquí. Enhorabuena.
    Un saludo.

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  4. Hay un poco más...pero es suficiente lo que nos ha colocado. A los alumnos de la Facultad, les intento desmitificar las cuestiones del futbol, que aquí, en barcelona, son predominantes. Los políticos se benefician de ello. Y eso es peligroso, porque el futbol es sentimiento. Un abrazo y muy buen post el suyo hoy. Salut

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  5. No hay un solo articulo que no nos sorprendan y este no iba a ser menos , cada comentario es una historia del futbol que muchos no tenemos ni idea y gracias a tu blog se aprende , que sigas asi tio ¡¡ un saludo ¡¡

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  6. Interesante y muy claro en tu explicación.La corrupción no es ajena a ningún Sistema de Administración Gubernamental, no importa el país ni el Nivel en que se da.., sólo se da y con eso basta..!!! Abrazo Futbolero

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  7. Soy Francisco de Madrid y tengo un blog con resumenes de diferentes equipos. http://www.nova9.es/index.php?c=viral&m=index&id=90e5c15116e04f6d666b97fe647ab38b

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  8. muy buena historia.. un abrazo!!

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  9. Jo, tio impresionante. Huvbiera molado estar alli. Saludois!

    PD. Vaya toca******* el Francisco ... con perdon.

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  10. Qué buena historia ,no sabía mucho sobre esto .
    Qué grandes historias y sorprendentes , nos cuentas Matías!
    Saludos.

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  11. Aquel Mundial al igual que el de 1938 fue una farsa. Saludos.

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  12. copada historia, muy buena, me llamó la atencion que no habia penales y se tenia que jugar otro partido.

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  13. El fútbol siempre triunfa sobre la violencia, aunque en estos tiempos pareciera lo contrario. Tremenda la historia, un placer leerla, saludos enormes.

    Abran Cancha
    www.abran-cancha.blogspot.com

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