Todas cuentan por uno, pero algunas
valen más que otras. Esta no es una Liga más. Como la Octava o la Copa del Rey
del año pasado, esta temporada quedará marcada a fuego en la antología
madridista. Por el nivel de juego, por el mejor Cristiano y por haber tenido
enfrente a un enorme Barcelona como rival, Real Madrid es un campeón sublime, merecido
y reconocido.
Noventa y cuatro puntos. Siete de
ventaja sobre el segundo y treinta y seis sobre el tercero. Record de goles. Ocho
más que la campaña 1989/1990 con John Benjamin Toshask en el banco. Ciento
quince en total. Cuarenta y cuatro de Ronaldo. Veintidós de Higuaín. Veinte de
Benzema. Los números hablan por sí solos, y se adornan con juego. Con goleadas
sustentadas en un trabajo de equipo fantástico a lo largo de toda la Liga. Una
Liga de dos que, a pesar de todo, no dejó indiferente a nadie.
El Madrid fue implacable. Treinta
ganados, cuatro empatados, dos perdidos. Contra Levante de visitante y
Barcelona en el Bernabeu. Única derrota en casa; vengada en el Camp Nou en un clásico
que valió el campeonato. Éxitos también en el Sánchez Pizjuán, Vicente Calderón
y Mestalla. Consagración en San Mamés, la Catedral que volvió a ser tal con
Bielsa al frente de un Athletic renovado.
Como dice el diario español El
Mundo, Real Madrid consumó un golpe de estado. Un golpe que cocinó durante
treinta y pico de jornadas y se sirvió esta noche. Que fue llevado a cabo por
Mourinho, un general plenipotenciario. Pero que también supo darles
protagonismo a sus soldados. A Ramos, a Pepe, a Khedira, a Marcelo. A Xabi
Alonso, el mariscal de campo. A Casillas, el santo de Móstoles. A Callejón, la
revelación y Ozil, la confirmación. En el vestuario blanco no hay fisuras, y si
las hubiese, deben haberse zanjado en el abrazo final. El abrazo del título.
Para algunos habrán ganado los
malos, los matones que ‘ensuciaron’ la historia dorada del Madrid. Esa historia
que se sirve de una Liga más gracias a los chicos malos. La trigésimo segunda.
La séptima de Mourinho en cuatro países distintos. Portugal, Inglaterra e
Italia antes. España ahora. Cibeles festeja porque después de mucho tiempo la
casa está en orden nuevamente; y no hay excusa que valga. Real Madrid es un
justo campeón.
Si quería superar al Barcelona no tenía que perder la concentración ningún segundo, jugó de igual a igual en todos lados y goleó a muchos rivales. A veces apabullante, a veces certero, ganó los partidos que tenía que ganar.
ResponderEliminarSaludos
el partido que tenia que ganar lo perdio con el bayern munich
EliminarAnónimo:Estaba hablando de la Liga, es una obviedad que si quería ganar la Chmapions necesitaba vencer al Bayern.
EliminarEs un justo campeón como bien decís Nahuel, justamente porque mejoró en cosas que otras temporadas no tuvo, por ejemplo la contundencia de golpear en los momentos justos y concentrarse toda la temporada en el mismo objetivo. De punta a punta. Brillante lo del Madrid. Un saludo y gracias por pasar.
Eliminarfelicidades al madridismo ¡¡
ResponderEliminarHay veces que hasta los Grandes como El Barsa y El madrid sienten el DEBER de SENTIRSE PROTAGONISTAS en todo lo que se DEBA JUGAR, y ambos quedaron afuera de la Chmapions producto del desgaste y la presión, luego quedó la otra lucha, la paralela,la local, "la liga" y si bien ambos estuvieron muy cerca, El Madrid supo sacar su merecida ventaja. Felicitaciones Campeón.
ResponderEliminarLa casa blanca ya esta ordenada.
ResponderEliminarSaludos desde La Escuadra de Mago
claro que si, concuerdo contigo en un 100 por 100. La liga española es la mejor del mundo y el Real fue el merecido campeón de la liga ante su poderoso archirival el Barcelona que no podemos decir que tenía un nivel inferior al Real
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