En el fútbol el concepto de
prórroga existe, valga la redundancia, desde que el fútbol es fútbol. Es decir
desde que en 1867 las reglas de Sheffield establecieron, de una vez y para
siempre, las diferencias entre el rugby y el deporte rey. Sin embargo tuvieron
que pasar casi ciento cincuenta años y varios procedimientos de definición fallidos
en el medio para determinar que el tiempo suplementario es la opción más viable
a la hora de precisar un ganador en caso de empate. Ahora bien, ¿Realmente es
el mejor sistema? ¿El que más favorece el espectáculo? ¿O simplemente el ‘mal
menor’ que tanto la FIFA como la IFAB se niegan a reformar?
El primer procedimiento de
definición que tuvo lugar en el fútbol moderno fue el ‘tercer partido’. Nacido
en los mundiales -se utilizó, por
ejemplo, en 1934 y 1938-, se popularizó
en la vieja Copa Intercontinental en la que el vencedor se desprendía de una
serie de ida y vuelta en la que no contaba ni la diferencia de gol ni los tantos
convertidos en condición de visitante. Así cuando los finalistas ganaban un
partido cada uno, el campeón se definía en un tercer encuentro en cancha neutral.
Empero el avance del profesionalismo y sus ajustados calendarios terminaron por
derrumbar un sistema que, aunque atractivo, posibilitaba que algunos equipos
vendan la localía -San Lorenzo a Peñarol
en la semifinal de la Copa Libertadores de 1960- y otros ni siquiera se presenten -Bayern Munich y Liverpool a la
Intercontinental en 1975 y 1978 respectivamente- por falta de tiempo.
La definición por penales,
surgida en un torneo amistoso en 1962, acabó por convertirse en el método más
justo y utilizado, aunque el abuso que muchos equipos hacían del fútbol
mezquino con tal de alcanzar una etapa decisiva que fue catalogada de ‘lotería’
inspiró a la FIFA a anteponer la diferencia de gol, la validez de los tantos
visitantes, el gol de oro -también
mencionado en las reglas de Sheffield- o
incluso el gol de plata. Todo en pos de encontrar el ‘quinto elemento’ que
permitiese que los partidos dejen de resolverse con una moneda al aire, tal
como sucedió en un encuentro de las Eliminatorias para el Mundial de Suiza 1954
en el que la igualdad entre España y Turquía en el tercer partido fue saldada
con un sorteo que determinó que estos últimos debían acceder a la Copa del
Mundo.
Así fue que la FIFA, siempre con la venia
de IFAB, determinó que los partidos de eliminación directa
fuesen definidos, en caso de empate, por un tiempo extra de treinta minutos (dividido
en dos periodos de quince cada uno) que desembocaría en una definición por
penales sólo si la igualdad persistiese. En el camino, y sin alcanzar el papel
de revulsivos, quedaron el gol de oro, por ser demasiado desgastante para la
integridad psíquica de los futbolistas, y el gol de plata.
Lo cierto es que el tiempo
suplementario, por ser el sistema ‘menos malo’, no se convierte en óptimo. Los
argumentos de Joseph Blatter para evitar por todos los medios las definiciones desde
los doce pasos se contradicen en la práctica. Si los penales no favorecen
el espectáculo tampoco lo hacen los jugadores acalambrados o demolidos físicamente
que enfrentan las prórrogas de los torneos de selecciones con sesenta o setenta
partidos de temporada encima. Tampoco es justo que el equipo vencedor acceda a
la siguiente ronda con un desgaste superior al de su futuro oponente o que
encuentros de relevancia se desnaturalicen poniendo en riesgo la salud de los
futbolistas.
Por todo esto es necesaria una
reforma en el, hasta ahora, inalterable reglamento del suplementario. Existen
proyectos que son absolutamente viables y que consisten en agregar un cambio
más (cuarta sustitución) que sólo podría ser utilizado por el entrenador en
caso de prórroga o dividir el tiempo extra en tres periodos de diez minutos.
También es posible extender el entretiempo del suplementario o simplemente
recurrir a los penales inmediatamente finalizado el encuentro. En todo caso,
será una decisión que la FIFA deberá tomar en consonancia con la IFAB y que al
menos podría aplicarse, en principio y a modo de prueba, en torneos juveniles o
amistosos.
Muy interesante, Matías. Que sepas también que la primera tanda de penaltis de la historia tuvo lugar en España, concretamente, en un trofeo verangiego que tenemos en la ciudad de Cádiz, el Ramón de Carranza. Te recomiendo una visita a Cádiz, tiene muy buenas playas. Un saludo!
ResponderEliminarJosé, si gracias por el dato. Fue, corregime si me equivoco, en el Trofeo Ramón de Carranza de 1962, en la final entre Barcelona y Zaragoza. Por iniciativa de un periodista y para no estirar la definición que hasta entonces era, en caso de empate, saldada en un tercer partido, cada equipo dispuso de cinco penales en la definición. Finalmente ganó Barcelona.
EliminarEs uno de los males del fútbol, he observado que en casi todos los partidos que van a un alargue terminan en penales, y en esos treinta minutos más se ataca muy poco.
ResponderEliminarLos penales, no del todo justos, son hasta ahora la forma más correcta de definir la igualdad.
Es difícil que se pueda a encontrar otro método, aunque me gustaría que así fuera.
Saludos
Yo creo que los penales no son injustos, quizás si desde el punto de vista de que suelen premiar a equipo que llegaron hasta allí con un esfuerzo mucho menor al de su contrincante, pero la definición por la definición misma me parece la más justa de todos: los dos en igualdad de condiciones, frente a cinco penales a suerte y verdad y con todo en juego. Un saludo.
EliminarIncorrecto, los penales poco tienen que ver con el futbol, es solo una forma de sancionar una falta dentro del área. Por supuesto que entra la habilidad de cada uno en patearlos bien o en la contrapartida, los arqueros atajarlos, pero de ninguna manera el altisimo nivel de azar que tiene éste tipo de definicion merece ser la responsable de determinar el ganador. Saludos.
EliminarEs un tema complicado , pero quizá aquel equipo que se adelante primero en el marcador gozaría de la ventaja de en caso de llegar al empate , de ser el ganador .
ResponderEliminarPodríamos ver interés en ser el primero en marcar , y luego el ver como quién debe remontar no se conformaría con empatar y ya está .
Un saludo
Muy buen trabajo. Ya te he añadido a mi lista de blogs para seguirte más de cerca.
ResponderEliminarUn saludo desde El Rincón Perico
Muy interesante este articulo Matáis
ResponderEliminarUn enorme saludo desde http://orgullobenfiquista.blogspot.com/
http://bufandasybanderasamps.blogspot.com/
Gracias por pasarte por mi blog, me parece muy interesante el tuyo, te agrego a mi lista de blogs, y nos vamos leyendo.
ResponderEliminarSaludos!
Creo que, si el partido finaliza empatado en los 90 minutos, debe llevarse a cabo "La definición por Penales". No comparto ni un tercer partido, ni alargues innecesarios que desgastan físicamente a los jugadores. Abrazo Futbolero
ResponderEliminarHola
ResponderEliminarla de goles que se marcan en esos minutos...
saludos desde Barcelona
La prórroga yo pienso que si está bien, lo que no me parece justo son las tandas de penaltis. Ya que pasar una eliminatoria o ganar una final de esa forma, realmente no es "ganar". El problema está en que no hay otra alternativa. Saludos.
ResponderEliminarbueno, en el boxeo, en el caso de que ninguno de los dos luchadores consiga tumbar a su adversario, se deciden los combates por los puntos que dan los jueces. Algo así se podría hacer en el fútbol.
ResponderEliminarEl punto, tal y como lo analizaste, es complejo. Para decir una final (no hay instancias posteriores) me quedo con el tercer partido (caso Libertadores) o revancha (caso mundiales o Champions League) pero en instancias anteriores (semifinales, cuartos, etc.) es impractible. Tal vez haciendo la competencia como el mundial Argentina 78 sea una buena opción, es largo de explicar aqui, pero vos Matias sabes a lo que me refiero y los demas solo deben fijarse como fue el sistema en Arg. 78 para ver que les parece.
ResponderEliminarGran tema el que traes al tapete Matías.
Saludos.
Lazialle imagino que te referís a dos fases de grupos, donde los dos primeros primeros de la segunda ronda clasifiquen a la final y los dos segundos al tercer y cuarto puesto. Es un muy buen método de disputa, sobre todo porque impide los calendarios movibles, que en estos tiempos son casi imposibles, pero por otro lado suprimen los partidos de eliminación directa (quizás una de las mayores atracciones) y sobre todo se presenta el problema de que en Argentina 1978 participaron dieciséis equipos mientras que actualmente en las Copas del Mundo clasifican 32, el doble. Lo que haría mucho más largo y tedioso las fases de grupos. De todas formas la de Argentina fue una disputa muy buena, que de hecho tuvo buen recibimiento. Lo cierto es que, como sea, se necesita un cambio considero. Un abrazo.
EliminarMatías: Si me refiero a ese sistema, similar al que se uso despues en la Euro 80. El unico partido decisivo es la final, y en caso de empate se puede programar segundo partido. A mi es la opción que más me convence. En cuanto al doble de participantes, es cuestión de ajustar la programacion creando más grupos y que clasifique solo primero. EN fin es solo la opcion que a mi más me gusta, pero no creo que la FIFA jamás se incline por algo parecido a ello...
ResponderEliminarcreo que a veces los arbitros exageran con los minutos de reposición, creo que entre 3 y 6, dependiendo de lo ocurrido en el juego, es lo adecuado, pero a veces hay que tener sentido común, como van a agregar 5 minutos más cuando un equipo va ganando 5 goles a cero por ejemplo?
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