martes, 1 de enero de 2002

Catar 2022, la vidriera de un producto llamado fútbol


La reconocida revista deportiva France Football, socia de la FIFA en la entrega del Balón de Oro, destapó la olla de lo que podría convertirse en uno de los mayores escándalos en la historia del fútbol. Por medio de una investigación en la que asegura que Catar compró los votos necesarios para adjudicarse la sede del Mundial 2022, el bisemanario postula una extensa lista de acusados que incluye desde Hamad Al Thani, el primer ministró catarí, hasta Nicolas Sarkozy, el expresidente francés, pasando por Blatter, Platini y el mandamás del ejemplar Barcelona, Sandro Rosell. 
Catar presentó en 2010, en la antesala de la votación que elegiría la sede del Mundial 2022, un proyecto revolucionario que se diferenciaba del resto por su evidente despilfarro e incluía, entre otras cosas, la construcción de doce estadios -de los cuales nueve serían desmontados luego de la Copa del Mundo- y una iniciativa para cambiar el mes del Mundial, ya que en junio las temperaturas cataríes alcanzan, sin demasiado esfuerzo, los cincuenta grados. Luego, la solvencia de los petrodólares y la jurisprudencia de Rusia 2018, hicieron el resto para que el emirato se asegurase ser sede mundialista. 
Sin embargo hace pocos días France Football se animó a hacer pública una sospecha que era un secreto a voces, y con el amparo de datos, pruebas y testimonios elaboró una investigación que recibió el nombre de 'Qatargate'. En ella, la revista encuentra llamativas conexiones entre los acusados que despertaron las alarmas en la FIFA y no encontraron aún respuesta alguna por parte de la entidad. 
France Football asegura que Catar pudo derrotar en la votación a Estados Unidos fruto de una serie de prebendas y sobres marrones que el mismísimo primer ministro catarí se encargó de repartir en la antesala de la elección definitiva. Los mismos incluso habrían alcanzado el despacho del exmandatario francés Sarkozy, que había financiado una parte importante de su campaña presidencial con el aporte de la familia Al Thani, que además poco después de la elección de la sede desembarcó sin demasiadas trabas en el PSG, el club del que es seguidor el propio Sarkozy. Para que el círculo tome sentido, la revista acusa al presidente de la UEFA, Michel Platini, de haber participado de una cena organizada por los Al Thani que tuvo como figura estelar al representante de la derecha francesa. Allí se le habría indicado a Platini que la votación debía favorecer a Catar porque, además de los anteriormente mencionados, también tenían intereses en ella varias confederaciones africanas, las federaciones de Francia y Emiratos Árabes e incluso Sandro Rosell, que había firmado poco tiempo atrás un millonario contrato de patrocinio con Qatar Foundation, una iniciativa del gobierno de... Hamad Al Thani. 
Lejos de negar la citada cena, Platini confirmó que estuvo allí, y que efectivamente de ella participó Sarkozy, aunque aseguró que nadie le exigió que inclinase su voto y los de la entidad que preside. Sin embargo, lo que si queda claro es que fue en esa reunión que la familia Al Thani logró hacerse con los derechos televisivos de la Ligue 1. 
El 'Qatargate' que la France Football sacó a la luz recuerda a la no menos polémica elección de Rusia como sede de la Copa del Mundo 2018, aún por encima de la poderosa Inglaterra. En aquella oportunidad la pérfida albion habría acordado por debajo de la mesa con la FIFA, y ésta la habría traicionado vendiendo sus votos a los rusos. El paraguayo Nicolás Leoz -presidente de la CONMEBOL-, el brasileño Ricardo Teixeira y el camerunés Issa Hayatou fueron los más perjudicados con aquella votación. En menor medida también tuvieron incidencia Joseph Blatter y Julio Grondona, que, dicen, aseguró que "si los ingleses me devuelven las Malvinas yo los voto como sede, si no será Rusia". 
Ese parece ser el criterio de elección de la FIFA para las sedes de la Copa del Mundo. Detrás del eslogan marketinero de Blatter, que pretende vender la benevolente versión de que el Mundial debe celebrarse en cada rincón del planeta, los sobres y las prebendas con petrodólares se suceden unos tras otros. Es la nueva lógica del organismo que ya se convirtió en una multinacional y que tiene más países asociados que, por ejemplo, las Naciones Unidas. Ya lo había predicho Joao Havelange el día de su asunción como presidente de la FIFA una tarde de 1974: "Yo vengo aquí a vender un producto llamado fútbol".

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