jueves, 1 de enero de 2009

Sportivo Belgrano, el equipo de Panzeri


Dante Panzeri y Alberto Jacinto Armando discuten en un bar de San Francisco -una ciudad ubicada 200 kilómetros al este de Córdoba- si el arquero de Sportivo Belgrano se equivocó en salir a cortar un centro o si fue el defensor el que falló en el cierre. No se sabe a ciencia cierta si el diálogo verdaderamente existió, pero es probable que alguna vez estos dos personajes que años más tarde formaron parte del mundo del fútbol (el primero desde el periodismo deportivo y el segundo como histórico presidente de Boca) hayan abordado el tema en aquellas tardes de café que los mantenían ocupados mientras el resto de los mortales dormía la siesta. 
Ninguno de los dos era sanfrancisqueño de nacimiento, pero ambos se habían criado en la ciudad y Sportivo Belgrano, el equipo más representativo de la zona, era una consigna obligada. Por aquellos años el Verde no animaba grandes torneos nacionales, sino apenas formaba parte de la Liga cordobesa, pero ya despertaba pasiones entre sus seguidores. Panzeri y Armando no eran la excepción a la regla, e incluso el periodista que fuera director de El Gráfico empezó su carrera en el diario La Voz de San Justo, el matutino del departamento homónimo del cual San Francisco es cabecera. Su tarea en ese entonces era clara: seguir a sol y sombra la campaña de Sportivo Belgrano. 
En 1949, cuando ya Panzeri era un nombre fuerte en El Gráfico, la revista presentó en sociedad a la nueva delantera de San Lorenzo, compuesta por Pedro Sará, Gabriel Uñate y Jorge Martorelli. Los tres habían formado parte del ataque del Sportivo Belgrano campeón del Torneo Preparación de 1945, que había sido organizado por la Liga cordobesa. En realidad, el Ciclón contrató en aquella temporada a los cinco delanteros de aquel equipo que se consagró, ya que también contaba con Manuel Odasso y Omar Ludueña. 
Los años siguientes no fueron particularmente fructíferos para Sportivo Belgrano, que vio como el fútbol de Córdoba lograba notoriedad en el país merced de las campañas de Belgrano y Talleres en los viejos campeonatos Nacionales. A su vez, el club mantenía una conflictiva relación con la Federación Cordobesa de Fútbol (FCF) que tuvo su quiebre definitivo en 1978, cuando Sportivo Belgrano descendió a la Primera División “B” y sus rivales de la segunda categoría buscaron una chicana en el reglamento para no tener que viajar hasta San Francisco a jugar de visitante. Sin dejar en claro las razones de la decisión los dirigentes de la FCF intentaron hacer lugar al reclamo, aunque el equipo sanfrancisqueño superó la caprichosa oposición, logró conservar la localía y ascendió a la Liga cordobesa al año siguiente. 
Recién en la temporada 1995/1996 Sportivo Belgrano logró llegar al Argentino B favorecido por la reestructuración del fútbol del ascenso. Antes había participado en el Regional de 1969 y en tres ediciones del Torneo del Interior en la década del ochenta. En 2009 ascendió al Argentino A con Juan Pablo Francia como figura, un futbolista cuya carrera bien podría encajar en aquella definición panzeriana del fútbol como dinámica de lo impensado.
La suntuosa presentación del enganche de Sportivo Belgrano tiene como soporte una particular historia de vida. Francia dejó su San Francisco natal a los quince años tentado por el Burdeos francés, que le ofreció formar parte de sus divisiones menores y un futuro en Le Championnat. La oportunidad de mostrarse en el fútbol europeo le llegó rápido, y a los 17 años debutó en el primer equipo. Se mantuvo en Les Girondis hasta 2007, cuando una mañana le comunicó al club que debía viajar a su país por un problema personal sabiendo que jamás regresaría a Burdeos. Arte del engaño, diría Panzeri. 
“La verdad es que me cansé de estar lejos de mi lugar, de mi familia, de mis amigos, de todo”, dijo Francia en más de una oportunidad, en una de las tantas ocasiones que aprovechó también para desmentir el rumor que se había filtrado en los foros de fútbol y que decía que el sanfrancisqueño había abandonado su equipo europeo luego de matar a una persona. Después de un tiempo de inactividad por el conflicto contractual con el Burdeos, el regreso del enganche al club en el que sólo había jugado en inferiores fue la piedra basal del ascenso a la B Nacional, concretado tras una estadía de cuatro años en el Argentino A. Francia se entendió perfectamente con el goleador Juan Manuel Aróstegui y el volante Agustín González Tapia, los pilares del equipo dirigido por Carlos Mazzola. 
Sportivo Belgrano jugará por primera vez en la segunda categoría del fútbol argentino. Será rival de Independiente, de Huracán, de Banfield, de Talleres. Y como si fuese poco, festejará su centenario el 15 de abril próximo desde una histórica plaza en la B Nacional. “No me arrepentí de haber vuelto, y hoy menos que nunca. Yo no iba a volver a jugar al fútbol, pero a Sportivo no le podía decir que no”, aseguró Francia en medio de la euforia por el ascenso. 
Panzeri, posiblemente, hubiese señalado al enganche del equipo de su infancia como uno de los pocos representantes del fútbol que podría evitar que el deporte siga convirtiéndose en un atrofiado hipertrofiado. 

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