Se fue el gran Antonio Alegre

Cualquier Xeneise de ley puede jactarse de conocer la historia de este personaje tan importante en la historia de Boca, que junto con sus discípulos como Carlos Heller (el hoy diputado) y Jesús Asiain, entre otros, sacaron adelante al club en el peor momento de su historia y allanaron el camino para que Mauricio Macri, diez años después, ponga a la institución en lo mas alto del mundo.

Llego a Boca en 1985 y se encontró con un club en llamas, con pedidos de quiebras, sin inferiores, con magros resultados deportivos y como si fuese poco, con la Bombonera inhabilitada por la municipalidad argumentando peligro de derrumbe. De a poco fue poniendo a la entidad de pie, fue tapando pozos y logrando reivindicar económicamente a un club que estaba al borde de la desaparición y venia pasando vergüenza hace unos cuantos años, como la tarde del fibronazo o los nueve goles que se comió contra el Barcelona en la Joan Gamper de 1984, sin contar los innumerables partidos amistosos que debían disputarse por año para paliar la crisis, mientras el torneo domestico lo afrontaban con juveniles.
En cuanto a la tesorería, la labor fue magnifica, sin embargo siempre quedo la deuda deportiva, esa dirigencia compro muchos jugadores derrochando dinero y la mayoría pasaron con pena y sin gloria, además las inferiores nunca ayudaron y en diez años al frente de la institución solo lograron obtener a Diego Latorre como joyita del riñón del club, solo el Apertura de 1992 y un par de títulos de bajo renombre como la Supercopa de 1989, la Recopa Sudamericana de 1990, la Copa Master de 1992 y la Copa de Oro Nicolás Leoz de 1993, firmaron los cinco títulos obtenidos por aquella comisión directiva en una década. Se volvieron a presentar en elecciones en 1995 y cayeron frente al actual jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
En Boca se reconoce lo que dio Mauricio Macri por el club y nadie esta en condiciones de negar que del carbón saco oro, pero nada de esto hubiese sido posible sin un hombre que hoy fallecio a los 85 años por una larga enfermedad, sino hubiese existido un tal Antonio Alegre, que salvó a Boca del abismo.