En estos tiempos se habla mucho de Estudiantes de La Plata por ser un equipo regular, triunfador y el campeón de America de la anteúltima edición de la Copa Santander Libertadores con Juan Sebastián Verón de abanderado. Pero antes, mucho antes de que el Pincha sea el mejor equipo del continente nuevamente, existió un hombre tan visceral como inteligente que lo llevó a la cima del mundo.
Ese hombre se llamaba Osvaldo Zubeldía y era un ex futbolista que se había iniciado como técnico con mucho éxito en Atlanta y que tras pasar por la Selección Argentina, Banfield y Vélez, llegó a Estudiantes para hacer historia con Juan Ramón Verón, el mayor de la dinastía y papá de la Brujita, a la cabeza.
En La Plata revolucionó el fútbol con estrategias que por ese entonces eran absolutamente desconocidas y que fueron muy criticadas por el periodismo que jamás compartió su filosofía. Fue el pionero en implementar las concentraciones, el estudio exhaustivo del rival, las jugadas preparadas y la táctica del fuera de juego.
Los tres años de gracia que dio la AFA entre 1963 y 1966 suspendiendo los descensos no sólo salvaron al club del abismo, sino que posibilitaron el surgimiento de una famosa camada de juveniles del León que era apodada “La tercera que mata” y que dirigida por Miguel Ignomiriello contaba en sus filas con Oscar Malbernat, Juan Ramón Verón, Alberto Poletti y Eduardo Flores, entre otros.
Zubeldía supo unir a las glorias de la cantera con refuerzos de la talla de Carlos Salvador Bilardo, Roberto Santiago, Hugo Spadaro, Marcos Conigliaro y Henry Barale, juntos se consagraron en el Campeonato Metropolitano de 1967 siendo el primer equipo fuera de los cinco grandes en gritar campeón.
Ese hombre se llamaba Osvaldo Zubeldía y era un ex futbolista que se había iniciado como técnico con mucho éxito en Atlanta y que tras pasar por la Selección Argentina, Banfield y Vélez, llegó a Estudiantes para hacer historia con Juan Ramón Verón, el mayor de la dinastía y papá de la Brujita, a la cabeza.
En La Plata revolucionó el fútbol con estrategias que por ese entonces eran absolutamente desconocidas y que fueron muy criticadas por el periodismo que jamás compartió su filosofía. Fue el pionero en implementar las concentraciones, el estudio exhaustivo del rival, las jugadas preparadas y la táctica del fuera de juego.
Los tres años de gracia que dio la AFA entre 1963 y 1966 suspendiendo los descensos no sólo salvaron al club del abismo, sino que posibilitaron el surgimiento de una famosa camada de juveniles del León que era apodada “La tercera que mata” y que dirigida por Miguel Ignomiriello contaba en sus filas con Oscar Malbernat, Juan Ramón Verón, Alberto Poletti y Eduardo Flores, entre otros.
Zubeldía supo unir a las glorias de la cantera con refuerzos de la talla de Carlos Salvador Bilardo, Roberto Santiago, Hugo Spadaro, Marcos Conigliaro y Henry Barale, juntos se consagraron en el Campeonato Metropolitano de 1967 siendo el primer equipo fuera de los cinco grandes en gritar campeón.
Ese cuerpo técnico no dejaba nada librado al azar, ganaba los partidos con jugadas preparadas que partían de un tiro de esquina al primer palo donde peinaban la pelota y llegaban al segundo palo para cabecear dos o tres jugadores en simultáneo, la estrategia era infalible.
Pero la verdadera consagración llegaría un año después, la condición de campeón argentino le dio a Estudiantes la posibilidad de participar en la Copa Libertadores de 1968, allí fue el mejor de los veintiún equipos participantes y tras un andar arrollador llegó a disputar la final frente al Palmeiras. Tras ganar 2 a 1 en La Plata, cayó en Brasil por 3 a 1, el partido desempate en el Estadio Centenario de Montevideo definiría la suerte del campeón y así fue, Ribaudo y Verón firmaron la obtención de la primera Copa en la historia del club.
En buena ley Estudiantes se ganó el derecho de disputar la final de la Copa Intercontinental ante el Manchester United, campeón europeo. El partido de ida se jugó en la Bombonera, que por aquellos años aun se cobijaba bajo el nombre de Dr. Camilo Cichero, y el resultado fue 1 a 0 para los argentinos. El gol de Conigliaro marcó el triunfo del fútbol físico y brusco ante la elegancia de George Best y Bobby Charlton, sin embargo el resultado parecía insuficiente para hacer frente a los Red Devils en Inglaterra.
En Old Trafford la diferencia juzgaba ser exigua hasta que Juan Ramón Verón marcó el primer gol apenas comenzado el partido, a partir de allí el equipo de Zubeldía se dedicó a defender la ventaja con uñas y dientes y recién en el epílogo del encuentro, el Manchester pudo empatar el partido a través de Willie Morgan. Pero no les alcanzaría, la gloría mundial sería finalmente Albirroja.
Los lauros no quedaron allí, un año más tarde obtuvieron la Copa Interamericana tras derrotar al Toluca mexicano y nuevamente la Copa Libertadores al vencer en la final a Nacional de Montevideo, aunque en esa oportunidad, el partido decisivo de la Copa Intercontinental fue una dura derrota ante el Milán de Italia en un partido polémico y accidentado donde varios jugadores terminaron detenidos tras protagonizar una gresca dentro del campo de juego.
El comienzo de la década del setenta no detuvo el camino triunfal de Estudiantes, nuevamente se consagró campeón de la Copa Libertadores al derrotar en la final a Peñarol de Montevideo erigiéndose tricampeón. La final de la Copa Intercontinental volvió a ser derrota para los platenses, en aquella oportunidad el verdugo fue el Feyenoord holandés.
Luego de la derrota Zubeldía renunció a su puesto y un tiempo más tarde se hizo cargo de Huracán para luego ser campeón con San Lorenzo del Campeonato Nacional 1974. Su último club en Argentina fue Racing, donde no tuvo demasiado éxito. En 1976 fue a probar suerte a Colombia y revolucionó el fútbol cafetero dirigiendo al Atlético Nacional, donde a fuerza de trabajo y profesionalismo, logró títulos y reconocimiento a nivel continental.
Tras promulgar un estilo de juego mucho más efectivo que vistoso y hasta haber sido tildado de antifútbol, no le quedaba nada por ganar y así lo entendió el destino, el 17 de enero de 1982 y a la temprana edad de cincuenta y cuatro años, su vida se apagó a causa de un infarto cuando se disponía a sellar un boleto de apuestas hípicas en Medellín.
Pero la verdadera consagración llegaría un año después, la condición de campeón argentino le dio a Estudiantes la posibilidad de participar en la Copa Libertadores de 1968, allí fue el mejor de los veintiún equipos participantes y tras un andar arrollador llegó a disputar la final frente al Palmeiras. Tras ganar 2 a 1 en La Plata, cayó en Brasil por 3 a 1, el partido desempate en el Estadio Centenario de Montevideo definiría la suerte del campeón y así fue, Ribaudo y Verón firmaron la obtención de la primera Copa en la historia del club.
En buena ley Estudiantes se ganó el derecho de disputar la final de la Copa Intercontinental ante el Manchester United, campeón europeo. El partido de ida se jugó en la Bombonera, que por aquellos años aun se cobijaba bajo el nombre de Dr. Camilo Cichero, y el resultado fue 1 a 0 para los argentinos. El gol de Conigliaro marcó el triunfo del fútbol físico y brusco ante la elegancia de George Best y Bobby Charlton, sin embargo el resultado parecía insuficiente para hacer frente a los Red Devils en Inglaterra.
En Old Trafford la diferencia juzgaba ser exigua hasta que Juan Ramón Verón marcó el primer gol apenas comenzado el partido, a partir de allí el equipo de Zubeldía se dedicó a defender la ventaja con uñas y dientes y recién en el epílogo del encuentro, el Manchester pudo empatar el partido a través de Willie Morgan. Pero no les alcanzaría, la gloría mundial sería finalmente Albirroja.
Los lauros no quedaron allí, un año más tarde obtuvieron la Copa Interamericana tras derrotar al Toluca mexicano y nuevamente la Copa Libertadores al vencer en la final a Nacional de Montevideo, aunque en esa oportunidad, el partido decisivo de la Copa Intercontinental fue una dura derrota ante el Milán de Italia en un partido polémico y accidentado donde varios jugadores terminaron detenidos tras protagonizar una gresca dentro del campo de juego.
El comienzo de la década del setenta no detuvo el camino triunfal de Estudiantes, nuevamente se consagró campeón de la Copa Libertadores al derrotar en la final a Peñarol de Montevideo erigiéndose tricampeón. La final de la Copa Intercontinental volvió a ser derrota para los platenses, en aquella oportunidad el verdugo fue el Feyenoord holandés.
Luego de la derrota Zubeldía renunció a su puesto y un tiempo más tarde se hizo cargo de Huracán para luego ser campeón con San Lorenzo del Campeonato Nacional 1974. Su último club en Argentina fue Racing, donde no tuvo demasiado éxito. En 1976 fue a probar suerte a Colombia y revolucionó el fútbol cafetero dirigiendo al Atlético Nacional, donde a fuerza de trabajo y profesionalismo, logró títulos y reconocimiento a nivel continental.
Tras promulgar un estilo de juego mucho más efectivo que vistoso y hasta haber sido tildado de antifútbol, no le quedaba nada por ganar y así lo entendió el destino, el 17 de enero de 1982 y a la temprana edad de cincuenta y cuatro años, su vida se apagó a causa de un infarto cuando se disponía a sellar un boleto de apuestas hípicas en Medellín.
Mientras sus restos mortales descansan en su Junín natal, desde algún lugar su espíritu aventurero seguramente estará regocijando alguna que otra charla de café junto a otros maestros del deporte más lindo del mundo como lo son Helenio Herrera y Juan Carlos Lorenzo.
Un mito del fútbol argentino.
ResponderEliminarComo bien decis, muy criticado por aquellos que vieron en sus nuevos métodos cosas desleales. Es lógico que tenga tanto detractores como seguidores. Lo que nadie puede discutir es la importancia de Zubeldía en el fútbol argentino. Sus influencias revolucionarias fueron pioneras.
¡Esos si que eran duelos! Todavía recuerdo la de patadas que se comieron los tanos en La Bombonera!
Colega, cambié la dire del blog: www.agradecidos.com
Saludos!
Realmente, Zubeldía era un Adelantado para la época..!! su táctica y su experiencia, sumado a la calidad futbolística de su líder natural "La Bruja" Juan Ramón Verón, llevaron a estudiantes a La Gloria.., ".. Si ve una Bruja, montada en una escoba.., ese es Verón, ese es verón.. que está de moda..!! .. Abrazo Futbolero..!!
ResponderEliminarGran recuerdo para un técnico que hizo escuela
ResponderEliminarMuy bueno tu post para un mito de nuestro fútbol. Aunque debo confesar que yo me encuentro en la otra vereda puedo apreciar los valores que queres rescatar.
ResponderEliminarUn beso Matías.
Un fuera de serie!!
ResponderEliminarGracias por pasar por nuestro blog y dejar el comentario de este posteo.
Pincharratas Embrujad@s
www.d11ospincharrata.blogspot.com
Hola! Veo que viste mi blog, me he querido hacer seguidor pero no he podido... ¿Te haces tú del mío?
ResponderEliminarNo conocía tu equipo, supongo que compartimos desgracia de no estar entre los grandes
Un saludo!!
http://lajuezaesbetica.blogspot.com/
Hola!
ResponderEliminarAmpliando conocimientos sobre un mito.
saludos
Se habla mucho de la época de Zubeldía, el fulbo que proclamaba, los alfileres, Bilardo, Pachamé, pero ese Estudiantes, le pese a quien le pese, fue verdaderamente muy exitoso pese a todo lo que se tejió (conste que no soy hincha de Estudiantes, pero los respeto).
ResponderEliminarsaludos